Hace un tiempo aparecieron en el mercado alimentos vegetales bebibles respondiendo a la creciente demanda de un público preocupado por el medioambiente que evita consumir productos proveniente de animales. Así surgieron las mal llamadas “leches” de almendra, arroz, soja, coco, que vienen con o sin azúcar, o con sabor chocolate o vainilla, como para todos los gustos.

Frente a este interés, el CONICET junto al MINCyT (Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación), un conjunto de universidades y la empresa Babasal, desarrollaron la primera bebida a base de quinoa de nuestro país, la bautizaron Biba y tiene la certificación libre de gluten.

Este producto que se suma al mercado sin TACC viene con otras buenas noticias. Por un lado, la quinoa nos brinda todos los aminoácidos esenciales que necesitamos: vitaminas A, D2, E, B12 y calcio; además de que no contiene azúcar añadida, conservantes ni lactosa. Por el otro, su producción es de origen nacional y agroecológica. La materia prima proviene de productores locales de la provincia de San Juan -escucho de fondo la voz de mi amiga Tais Gadea Lara diciéndome “hay que comprar local”-.

Por las palabras de la Dra. Ana Franchi, presidenta del CONICET, el día de la presentación de Biba, me vengo a enterar de que la quinoa era una planta sagrada para las comunidades incas cuyo consumo y producción fue prohibida por la conquista. “Los españoles prohibieron su cultivo para imponer cereales que venían del viejo continente”, explicó. Y destacó el sostenimiento que hicieron de este cultivo desde los pueblos originarios. (Todos los días se aprende algo nuevo, ¿vieron?).

Biba ya está en el mercado y se consigue en dietéticas de todo el país, según me informaron de la empresa. Ahora habrá que probarla.