La panadería sin gluten de Ale Temporini
Si sos celíaco seguro ya conocés a Ale Temporini; y si no, deberías. Es una de las referentes de la cocina libre de gluten de la Argentina y hace unos días nomás publicó su segundo libro: “Mi panadería sin gluten”, que bien podrías pedirle a los Reyes Magos.
“Cuando hice el primer libro (“Mi aventura sin gluten”) me quedaron un montón de recetas afuera que queríamos poner; y ya eran demasiadas, así que muchas las guardamos para este segundo”, me cuenta Ale para que yo les cuente a ustedes. Su primer libro fue publicado pre pandemia. O sea, pre auge de la masa madre. “Obviamente que para este nuevo no podía faltar la masa madre que está super en auge y se puede hacer sin gluten tranquilamente. Y salen increibles los panes”.
El índice da cuenta de la variedad de recetas que trae: Alfajores cordobeses, Baguette, Bolas de fraile, Cinnamon rolls, Crepes, Criollitos, Focaccia a la cerveza -¡sí, a la cerveza!-, Grisines, Masa de pizza, de empanadas, philo, sablée, Pan brioche, de hamburguesa, de pancho, Scons, Strudel dulce y salado, entre otras decenas de opciones. De su primer libro soy fan de las talitas, que me salen riquísimas, aunque usted no lo crea.
¿Con qué receta le recomendás arrancar a alguien recién diagnosticado que está dando sus primeros pasos en la cocina libre de gluten?, se me ocurrió preguntarle, un poco pensando en esas personas y otro poco en gente como yo, diagnosticada hace años pero con limitaciones culinarias. “La verdad es que no hay nada difícil. Todo se puede recontra lograr y la cocina sin gluten, con la experiencia que yo tengo, es mucho más fácil que la cocina con gluten. Tenés menos tiempos de espera. Así que, el que tenga el libro en sus manos puede arrancar por la receta que más le guste”, asegura con convicción.
Me alivió un poco saber que, aún con todos sus conocimientos y experiencia, hubo algo que le costó un poco más que otras recetas: la masa de hojaldre. Culpa de su ansiedad, eso sí. “Es lo que más me cuesta porque es lo que más tiempo puede llevar y para lo que más paciencia tenes que tener. Y yo siempre digo que la paciencia la perdí en algún momento de mi vida y no la volví a encontrar más. Y el hojaldre necesita un poco más de paciencia, de descanso. La masa que más me costó fue la de hojaldre. Pero una vez que le agarras la mano queda increíble, es una cosa de locos”.
Ale tiene una meta y la traslada a sus libros: todas sus recetas están pensadas para que sean iguales o mejores a las que estábamos acostumbrados a comer A.C. (Antes de la Celiaquía). “Lo que tiene la cocina sin gluten es que está todo el tiempo en permanente cambio, entonces siempre estás aprendiendo cosas nuevas. Y yo me considero muy inquieta, me encanta investigar, seguir aprendiendo, investigo nuevos productos. Eso también lo hace mucho más lindo y divertido. Porque la cocina se trata de eso: de divertirse, de pasarla bien, de que sea un juego. Es un laboratorio y está bueno jugar a ser químico”.