Una de las tantas pruebas de fuego que cualquier celíaco diagnosticado debe atravesar en algún momento es la reunión social. Suponiendo que -en el mejor de los casos- los anfitriones la tengan a una en cuenta y haya comida libre de gluten, habrá que tener en consideración la contaminación cruzada. De nada sirve poner un quesito untable apto si el tío Roberto a la primera de cambio le sumerge una Rex con todo su gluten asesino. Y tampoco le podemos pedir al tío Roberto que mientras se toma la cuarta copa de vino se acuerde cuál era el quesito apto y cuál no, seamos honestos.

Por eso, cuando hay reuniones sociales con cierta multitud (o de poca gente pero no muy informada o considerada), es una gran opción poner cartelitos que indiquen cuáles son los alimentos aptos par celíacos así nadie hace lío y todos contentos.