Será en la playa, en la piedra de una montaña, en el pasto de la plaza más cercana o en el balcón. El verano siempre nos invita a disfrutar de una buena lectura al aire libre, así que les dejo algunas recomendaciones para que tengan a mano.

“Me acuerdo” de Martín Kohan – Ediciones Godot
En 1978 el autor francés Georges Perec publicó “Me acuerdo” con casi 500 recuerdos de lo más variados que daban un panorama de lo que fue Francia a mediados del siglo XX.
Algo parecido logra el argentino Martín Kohan en este hermoso libro trayendo a sus páginas al Súper Agente 86, la Plasticola y la revista El Gráfico, entre decenas de vivencias personales, como pinceladas de lo que parecen ser pequeños acontecimientos aislados de su transitar por este mundo. Así, nos trae un universo de paisajes, personajes y olores que teníamos olvidados en el fondo del baúl de nuestra memoria. Leerlo durante un atardecer al aire libre lo haría inmejorable.

“Ornamento” de Juan Cárdenas – Sigilo
Esta novela nos traslada a un laboratorio que experimenta con una droga recreativa que tiene efecto sólo en las mujeres produciéndoles una especie de éxtasis. Uno de los científicos que las estudia se obsesiona con una de las participantes, que parece tener reacciones verbales involuntarias que revelan fragmentos de su pasado, de quién es, y termina sumándola a un extraño triángulo del que también forma parte su esposa.
El escritor colombiano logró una novela corta y dinámica que nos traslada a un mundo por momentos distópico y atrapante.

“Una cierta idea de mundo” de Alessandro Baricco – Anagrama
Sin habérmelo propuesto, este libro se conecta de alguna forma con el de Kohan. Acá el hilo conductor no son los recuerdos sino las lecturas. El escritor y periodista italiano Alessandro Baricco recopila en esta edición una serie de artículos que escribió acerca de sus lecturas durante una década -no todas, claro; las mejores según su criterio-. Qué impulsó la lectura, cómo llegó ese ejemplar a su biblioteca y su experiencia frente a esas páginas, nos permiten hacer una propia selección de pendientes o, de haber coincidido en lecturas, una comparativa de sensaciones frente a aquellos textos. Los libros que leemos, al igual que nuestros recuerdos, dicen mucho de quiénes somos.