Conozco a Ale Temporini hace muchos años ya. No recuerdo cuándo fue exactamente pero de inmediato generamos un lindo vínculo. Es difícil no hacerlo. Siempre está de buen humor y predispuesta a dar una mano. Sin tener tanta confianza en ese momento me convocó para que presente su segundo libro (“Mi panadería sin gluten”) en la feria Leer y Comer y confía en mí para que haga la conducción de sus Experiencias sin Gluten, uno de los eventos más esperados del año por la comunidad celíaca.

Por eso, cuando la gente de Cunnington y Antigourmet me propuso hacer una serie de entrevistas para sumar a la Ruta sin Gluten, no dudé en que una de mis charlas sería con ella. Y no solamente porque nos llevemos bien sino porque tiene muchísimos años de experiencia en la cocina sin gluten y porque, conociéndola, sabía que antes que celíaca fue mamá de niñas con celiaquía y tuvo que aprender a los golpes acerca de esta condición sobre la que no se sabía tanto entonces. Quería que Ale le cuente al mundo lo que yo ya sabía de nuestras charlas porque seguramente hay alguien en este momento que está pasando por una situación similar y le puede servir la experiencia. Porque Ale es de las que piensa que no se nace sabiendo, que una misma puede equivocarse y que lo importante es aprender y seguir para adelante.